La costilla de ribeye es la madre del corte del ribeye, y tiene el mismo gran sabor.

Las costillas de ribeye, también conocidas como costillas de chuletón, tienen fama por tener todo el profundo sabor de un filete de ribeye, pero con el añadido umami de los huesos a la hora de cocinar. Aunque tienen menor cantidad de carne que su contraparte, las costillas cargadas, provienen de la región superior de la vaca, donde la carne es más tierna y suave, ya que son músculos grandes, suaves, y de poco uso. El famoso filete de ribeye se desprende de las costillas de ribeye, pero la carne que se queda entre cada costilla es un manjar en su propio derecho.

Las costillas de ribeye son altamente deseadas en la cultura parrillera por el maravilloso sabor de la carne. Este corte tiene un marmoleo fino y alta cantidad de grasa, lo que añade un balance de sensaciones que es muy apreciado por los conocedores tanto como el público en general. Pueden ser sencillas de cocinar, pero a la vez tienen amplia variedad de recetas disponibles para los amantes de la parrilla. Estas costillas premium han tenido abundante popularidad por su sabor, pero también por su versatilidad en la cocina, ya que se pueden hacer al horno, al asador, o bien en un caldo o puchero por su contenido de grasa que complementa muy bien a la cocina mexicana.